El sendero del Peje

Desde antes de que Andrés Manuel López Obrador iniciara oficialmente su campaña presidencial, en 2005, un grupo de sus duros, encabezado por Víctor Hernández, hizo una aportación a la ciberpolítica al crear El sendero del Peje, espacio de culto y propaganda, instrumento de golpeteo, descalificación, calumnia y difamación, herramienta para intimidar e insultar.
En el sendero cabía todo lo que fuera apoyo a su candidato, y desde ahí salieron los peores ataques a quienes consideraban no sus contrincantes, sino sus enemigos, tachados con los peores adjetivos, el más reiterado el de traidor y vendido.
El blog tuvo un éxito nunca visto y se convirtió en un referente. Ningún otro candidato tenía ese espacio cibernético, no con esa eficacia e influencia.
El tono, de por sí intolerable, aumentó sus decibeles hasta llegar a niveles insospechados conforme se acercaba la fecha de la elección presidencial, el 2 de julio de 2006, y rebasó todos los límites racionales con el conflicto poselectoral, donde se exacerbó aún más el ya exacerbado clima político y social.
Era El sendero del Peje y, por lo tanto, era intocable, lo que allí se decía no tenía nada que ver con la verdad ni con la realidad, sólo con los impulsos de su inspirador y guía. Uno y otro, El Peje y su sendero, llegaron a ser indestructibles. El tono del blog se fue endureciendo en la medida en que su guía se endurecía, y luego viniendo a menos en la medida que su guía se debilitaba.
Así, El sendero del Peje comenzó a comerse a su inspiración y ser más duro que él, al punto de rebasarlo y lanzarse contra un sector del perredismo que ha pintado una raya con el ex candidato presidencial.
El domingo, luego del mitin en la torre de Pemex, cuando AMLO calló a los que no dejaban hablar al diputado Javier González Garza, y deslindarse de la violencia contra el senador Carlos Navarrete, el blog del Peje se rebeló y se fue en su contra por “descalificar los reclamos del pueblo”.
“No somos borregos, Andrés Manuel. Nos hemos roto la madre para apoyar a este movimiento, y no vamos admitir que se nos condene por exigirle a los primeros que deberían estar con este movimiento, los diputados y senadores del PRD, por sus actitudes blandengues y lacayunas”.
En el sendero fueron señalados varios legisladores perredistas que corrieron a la PGR a levantar una denuncia, ahora sí, por amenazas, calumnia y difamación, y exigir el bloqueo del sitio.
Para eso me gustaban, para delicados y cobardes. Por meses, desde ese blog, se denostó y calumnió, amenazó a cientos de ciudadanos lo que ellos, con su silencio, avalaron. Hoy que los tocan, piden que lo silencien.
Por lo demás, el sendero es como el alacrán, atacar está en su naturaleza. Aunque sea a su inspiración.
Nos vemos el martes, pero en privado.
Joaquín López-Dóriga - 118